Acerca del Proyecto

Hace más de cuatro años, recibí una invitación que cambiaría mi vida: asistir al primer encuentro de maestros en didáctica de la astronomía en el Planetario de Medellín. En plena época de vacaciones, no podía dejar pasar esta oportunidad. La invitación, que llegó de la gobernación de Antioquia, la alcaldía de Medellín y el Instituto Tecnológico Metropolitano, fue totalmente gratuita. Al inscribirme, sabía que sería un tiempo bien invertido.

Durante esos tres días, mis expectativas sobre la astronomía se dispararon. Me di cuenta de cuánto me faltaba por aprender y enseñar. Recordé que en mis clases de ciencias naturales, el universo se trataba de forma muy superficial. Sin embargo, los expositores me convencieron de que enseñar astronomía a los niños era posible sin salir del aula. Imaginar a mis alumnos observando las estrellas en un domo geodésico me inspiró a construir un planetario en la escuela.

Al regresar, el deseo de hacer realidad este sueño me impulsó a realizar un diagnóstico en la comunidad. Para mi sorpresa, el 97% de la población no conocía lo que era un planetario ni imaginaba observar las estrellas. La comunidad de Las Peñas, donde trabajo, es humilde y enfrenta dificultades económicas, pero está llena de deseo de superación. El Centro Educativo Rural Las Peñas, ubicado a 6 km de Barbosa, alberga a familias monoparentales que dependen de trabajos esporádicos.

La metodología de escuela nueva en nuestro centro fomenta un espacio donde los niños no solo aprenden, sino que también sueñan. Esta experiencia, innovadora y enriquecedora, se convierte en un contexto creativo que considera las necesidades de aprendizaje y las experiencias de los estudiantes, formando seres autónomos y responsables.

Gracias a este proyecto, hemos creado un ambiente de aprendizaje acogedor, donde los niños pueden conectar la teoría científica con su realidad, explorando mundos desconocidos a través de la tecnología. Después de evaluar los saberes previos de la comunidad, y con el apoyo de padres y alumnos, comenzamos a construir el domo. A pesar de los obstáculos, el trabajo colectivo y la perseverancia nos llevaron a montarlo, decorarlo y finalmente crear un proyector de estrellas con materiales caseros. La alegría de los niños al ver las estrellas brillaba en sus ojos.

Llevamos dos años y medio en esta aventura. Los padres se han comprometido, y muchos han aprendido más con sus hijos que en su propia educación. Aunque hemos enfrentado dificultades, como la falta de recursos para que otras instituciones visiten el planetario, también hemos tenido logros significativos, como la participación en el programa Ondas y la aceptación de la comunidad.

Este proyecto me ha permitido expandir el área de trabajo, romper con la enseñanza tradicional y aplicar principios del Diseño Universal del Aprendizaje. Así, todos los niños, independientemente de su forma de aprender, pueden asimilar conocimientos. Desde las matemáticas hasta el cuidado del medio ambiente, el universo se convierte en un campo infinito de aprendizaje.

La evaluación del proyecto se realiza constantemente, adaptándose al ritmo de cada niño. Incluimos diversas modalidades, desde autoevaluaciones hasta evaluaciones colectivas. Hasta ahora, no tengo conocimiento de experiencias similares en nuestra región, aunque he oído hablar de iniciativas en Venezuela.

Para finalizar, agradezco a Dios por darme las habilidades para llevar a cabo este proyecto, a mis hijos por su apoyo incondicional, y a las directivas de la escuela y los padres de familia por su confianza. Esta historia no es solo un relato de cuatro años, sino el testimonio de una docente apasionada que busca llenar su maleta de aprendizajes y transmitirlos de manera lúdica a sus estudiantes.